Así, así, así baila el Madrid. Y no pegados, como le gustaba a Sergio Dalma, sino de lejos. Porque el Real Madrid, que bailó al Atlético en el derbi, ya saca ocho puntos al vecino en los primeros compases de la Liga. El baile de los de Ancelotti en el Metropolitano lo abrieron Tchouaméni y Rodrygo para trazar un vals primero y lo continuaron Modric y Vinicius para que Valverde se amarrara a un tango después. No quiso el campeón hacer más sangre del equipo de Simeone, inferior de principio a fin en un derbi que los blancos manejaron a su antojo, a pesar de que el gol postrero de Mario Hermoso le puso algo de incertidumbre en los minutos finales.
Como la habitación de un adolescente sin ventilar el ambiente del derbi llegaba cargado. Algo, que no era amor, se rompió entre los dos vecinos que habían aparentado llevarse bien en los últimos años y que han dejado de hablarse. El Atlético tiró la primera piedra cuando decidió no hacer pasillo al Real Madrid que visitó el Metropolitano recién conquistada la Liga. La decisión, tomada para contentar a los muy cafeteros dentro de su hinchada (que son el 80%), no gustó en el vestuario blanco y desde entonces todo ha ido a peor. Igual es como tiene que ser, que eso de que dos rivales finjan ser amiguetes como que no pega.
Luego ha estado el caso Vinicius y las desafortunadas palabras de Koke para encender aún más la previa del derbi. Y entre tanto ruido había fútbol. En el rincón visitante el Real Madrid de Ancelotti, con su ocho de ocho en triunfos y el apabullante parcial goleador 16-0 en las segundas partes. En el rincón local el Atlético de Simeone, con más puntos que fútbol como casi siempre.
Carletto recuperó su once de gala, con la salvedad del ausente Benzema, que son palabras mayores para el Real Madrid, y apostó otra vez por Rodrygo de falso nueve. El recuperado Asensio y el deseado Hazard, cuya mejor versión tarda más en cargar que un móvil de los 90, debían esperar turno en el banquillo. Los once elegidos de Ancelotti para el derbi eran los siguientes: Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Tchouaméni, Kroos, Modric; Valverde, Vinicius y Rodrygo.
Griezmann y diez más
Enfrente Simeone sorprendió al tirar a la basura el Excel de los minutos de Griezmann para ponerlo de titular. Estaba claro que ante el Real Madrid, nada del minuto 67, desde el inicio. El sacrificado fue Morata, que volvía al hábitat natural de su carrera: el banquillo. También jugaba Oblak, recuperado a tiempo para el derbi, y la habitual defensa de tres centrales. Y cinco cambios con respecto a partido de Champions. Los once del Atlético eran estos: Oblak; Llorente, Felipe, Witsel, Reinildo, Carrasco; Kondogbia, Koke, De Paul; Joao Félix y Griezmann.
Y nos dieron las nueve y arrancó el derbi. Se acababa el ruido y empezaba el fútbol. Con ambientazo en el Metropolitano, vive Dios. Ni Atlético ni Real Madrid escatimaron en meter la pierna desde el principio. Empujones, tarascadas y pendencias tempranas complicaron la existencia a Munuera Montero, debutante en este tipo de partidos.
Un cabezazo de Felipe a balón parado a eso del minuto 5 fue el primer aviso del Atlético en el derbi. Se marchó alto por un puñado de centímetros ante la estirada de Courtois. La ocasión espoleó a los de Simeone, que encerraron al Madrid empujados por un Metropolitano en éxtasis entre el amor a los suyos y el odio africano hacia el rival.
El Real Madrid, de oyente en el derbi y de cuerpo presente, apenas oponía resistencia. Vinicius se buscaba la vida entre silbidos y defensas rojiblancos pero no encontraba con quien bailar la samba. La segunda también fue para el Atlético. La tuvo Carrasco dentro del área y su disparo habría dado un disgusto a los de Ancelotti si no se hubiera cruzado providencial Carvajal.
Un Atlético desatado
Y en pleno vendaval rojiblanco llegó el sopapo del Real Madrid. Los blancos cocinaron la jugada y Tchouaméni se inventó un pase que habría firmado el mismísimo Laudrup, Maradona o Zidane. Una picadita precisa y bella por encima de la defensa del Atlético al desmarque de ruptura de Rodrygo, un jugador tan indetectable como venenoso. El brasileño corrió, ganó la espalda a Felipe y remató a bote pronto para batir a Oblak. El Madrid, como tantas y tantas veces, encontraba el gol antes que el fútbol.
Reaccionó el Atlético asido a un ubicuo Griezmann. El francés, el mejor jugador de la plantilla de Simeone aunque juegue a media jornada, se echó el equipo a la espalda y pudo empatar en el 24 en un disparo lejano que rechazó Courtois con solvencia. Respondió el Real Madrid con un pase de Modric a Rodrygo. Al brasileño se le quedó corto el control en el área y a Reinildo, rápido como un agente de la ORA, le dio tiempo a corregir.
Otra vez Rodrygo, desatado y veloz, fue protagonista en la siguiente jugada. Reinildo le dio una coz a la altura de la rodilla que Munuera Montero solventó con amarilla y que bien podría haber sido roja sin que los rojiblancos pudieran decir ni mu. El VAR se abstuvo. El Atlético volvió a retomar el pulso al derbi y el Real Madrid mientras, encantado de replegarse.
Y de contragolpear con velocidad y precisión. Esta vez la jugada se gestó por la banda siniestra en una pared milimétrica entre Vinicius y Modric. El brasileño aceleró, sentó a varios rojiblancos, se internó en el área con una zancada de velocista para plantarse ante Oblak. El meta esloveno punteó su disparo, que tocó en el palo. El rechace favoreció a Fede Valverde, que había acompañado la jugada por el costado contrario para hacer el 0-2.
Baila Rodrygo, baila Vini, baila el Madrid
El segundo gol del Real Madrid dejó tocadísimo al Atlético en vísperas del descanso. Que llegó con el 0-2 en lo alto del Metropolitano. Ambos equipos reingresaron al derbi sin cambios. Los de Ancelotti seguían cómodos en su rol de replegarse y salir a la contra. El cronómetro era más blanco que nunca. Y el Atlético, ansioso y exigido, quería meter el segundo antes que el primero. Y se precipitaba.
Cumplida la hora de derbi Simeone metió a dos nueves de golpe: Morata y Cunha. Se fueron Joao Félix, invisible, y Rodrigo de Paul, sacrificado. Mientras, Koke se llevó una amarilla que pudo ser roja por una coz destemplada a Rodrygo, que le retrató en carrera. El derbi transitaba por un armisticio de fútbol. No había áreas y, por tanto, tampoco ocasiones. Y ya habíamos superado el 70.
El Cholo metió a Correa y Hermoso por Koke y Carrasco. Le quedaban 18 minutos más el alargue para intentar voltear el derbi. Que era propiedad de Vinicius y Rodrygo, que jugaban con sus rivales como si fueran los mayores del patio. En el 74 a Ancelotti le sonó la alarma del Nokia e hizo su primer cambio: Rüdiger por el amonestado Mendy. El Real Madrid parecía tener el derbi bajo control. Tanto que Carletto quitó a Modric para meter a Camavinga en las postrimerías del partido.
Sólo parecía, porque Hermoso, con el hombro a la salida de un córner y casi sin querer, metió al Atletico en el derbi en el 82. El Metropolitano se despertó de golpe y comenzó a creer. Ancelotti respondió con sendos cambios en el 85: Ceballos y Asensio por Kroos y Rodrygo. El Real Madrid necesitaba tirar de galones y experiencia para aguantar el empuje rojiblanco en los últimos minutos. Lo hizo, a pesar de algunos apurillos finales y con la expulsión del hiperventilado Hermoso, y se llevó con suspense un derbi que volvió a demostrar quién es el rey del baile en la capital.